Ingredientes (4 personas)
4 manzanas golden.
1 cucharada azúcar.
Agua y vino blanco.
Cómo se elabora:
Limpiamos muy bien las manzanas. Con un aparato especial o con un cuchillo de punta quitamos el corazón de cada manzana sin calar a fondo. Las colocamos en una fuente de horno; en el agujero de cada manzana echamos el azúcar y por encima colocamos un poquito de mantequilla. Echamos la mitad de agua y la mitad de vino blanco, como 1 ó 2 dedos de altura.
Introducimos al horno mediano (previamente calentado) y cuando estén asadas (unos 30 minutos, pero depende de la clase de manzanas) se pincha con una aguja en un costado para saberlo; si la aguja entra bien, están en su punto.
Se sirven frías o templadas.
Comentario dietético
La diversidad de clases y sabores que ofrece esta fruta la convierten en un alimento que puede incluirse en muchas preparaciones, tanto dulces como este postre, como formando parte de ensaladas, salsas y rellenos de carnes.
A pesar de que su valor nutricional no es destacable, ya que se compone fundamentalmente de hidratos de carbono en forma de azúcares, y aporta vitaminas y minerales en pequeña cantidad, resulta difícil imaginar las extraordinarias propiedades curativas que hacen de la manzana un alimento medicina.
Entre las cualidades que hay que destacar está su capacidad tanto laxante como astringente, es decir, que puede tomarse tanto en caso de estreñimiento como de diarrea.
Consumida cruda y con piel ayuda a mejorar el tránsito intestinal, gracias a la fibra insoluble que se encuentra en la piel. Por otro lado, si la consumimos pelada y rallada tiene el efecto contrario en el organismo, gracias a la pectina de la pulpa, que tiene la capacidad de retener agua. Las manzanas asadas resultan indicadas para las personas que deben tomar una dieta blanda, ya que son más digeribles que la pieza de fruta cruda.