La educación de los niños se basa en dos vertientes: la escolar y la familiar. Por lo tanto, la coordinación de estos dos elementos, representados principalmente por los profesores y los padres, es fundamental para su desarrollo.
La implicación de los padres en la tarea educativa del colegio facilita los procesos de adaptación y aprendizaje del niño y tiene una aportación positiva tanto en los padres como en los profesores.
Para los profesores es una ayuda, ya que a través de la información que reciben de la familia pueden conocer mejor a los alumnos y mejorar su actuación docente.
Para los padres supone una experiencia formativa, desarrollando nuevas habilidades para el trato con los hijos. De tal manera que los profesores pueden aprender tanto de los padres como éstos de los maestros.
Respecto a los niños, investigaciones realizadas sobre los efectos de la cooperación familia-colegio destacan que en los centros donde hay programas de colaboración -se produce una mayor participación familiar en el colegio- los resultados académicos de los alumnos son generalmente mejores. Suelen dedicar mayor tiempo al estudio, tienen una actitud más positiva en clase y su grado de integración en el colegio es mayor.