Todo el mundo ha oído hablar de las amígdalas. Pero no todo el mundo sabe qué función desempeñan o por qué a veces tienen que extirparse. Estar bien informado puede ayudar a atenuar los miedos tanto de los niños que tienen que someterse a una amigdalotomía como de sus padres.
Amígdalas y amigdalitis
Las amígdalas son una masa de tejido a ambos lados de la garganta. Ellas retienen las bacterias y los virus nocivos que entran por la garganta, y fabrican anticuerpos que ayudan a luchar contra las infecciones.
La amigdalitis aparece cuando las amígdalas se infectan e inflaman. Si le pide a su hijo que abra bien la boca y le observa la garganta con una linterna, es posible que vea que tiene las amígdalas rojas, o bien recubiertas de una secreción blanca o amarilla. Éstos son otros de los síntomas de la amigdalitis:
•dolor de garganta
•dolor y molestias al tragar
•fiebre
•ganglios linfáticos del cuello inflamados
Pero las amígdalas engrosadas o inflamadas son normales en muchos niños y pueden achicarse por sí mismas con el paso del tiempo. Es posible que usted no sepa evaluar si las amígdalas de su hijo están o no infectadas, de modo que no se deje llevar por su propia apreciación. Si sospecha que su hijo puede padecer amigdalitis, llame al pediatra. Los dolores e infecciones de garganta recurrentes también son un buen motivo para llevarlo al médico, quien podría solicitar que le hagan un cultivo de secreciones faríngeas para descartar o diagnosticar una inflamación de garganta.
¿Qué es la amigdaletomía?
La amigdaletomía es el procedimiento quirúrgico que consiste en extirpar las amígdalas. Es posible que el pediatra recomiende una amigdalotomía si su hijo presenta uno o varios de los siguientes síntomas:
•amigdalitis o inflamaciones de garganta persistentes o recurrentes
•amígdalas inflamadas que dificultan la respiración
•dificultad para comer carne o alimentos que requieren masticarlos
•ronquidos que podrían afectar sus actividades cotidianas
•apnea obstructiva del sueño (un trastorno por el cual su hijo quizá deje de respirar durante varios segundos seguidos mientras duerme porque las amígdalas engrosadas le están obstruyendo parcialmente las vías respiratorias)
Las cirugías, por sencillo que sea el procedimiento en cuestión, suelen asustar tanto a los niños que tienen que someterse a ellas como a los padres. Pero usted puede ayudar a su hijo a prepararse para la intervención quirúrgica si le explica qué le espera.
Durante la amigdalotomía, ocurrirá lo siguiente:
•Le administrarán a su hijo anestesia general. Esto significa que la intervención se realizará en un quirófano, de modo que el anestesista pueda controlar el estado de su hijo.
•Su hijo estará dormido durante alrededor de 20 minutos.
•El cirujano accederá a las amígdalas a través de la boca abierta del niño, sin necesidad de hacer ninguna incisión en piel externa de la garganta.
•El cirujano extirpará las amígdalas del niño mediante una serie de pequeñas incisiones y luego cauterizará los vasos sanguíneos.
El período de recuperación tras una amigdalotomía suele ser de una semana o poco más, durante las cuales se experimentan dolores y molestias debido a la exposición de los músculos de la garganta después de extraer las amígdalas. Esto puede repercutir sobre la capacidad de su hijo para comer y beber, así como para retomar sus actividades habituales.
La amigdalotomía intracapsular Es una variación en la técnica tradicional de la amigdalotomía. Este procedimiento consiste en extirpar la parte de tejido inflamado de las amígdalas, dejando una fina capa de tejido sin extirpar a fin de proteger los músculos subyacentes de la garganta.
En consecuencia, la recuperación es mucho más rápida porque los niños sienten menos dolor, no necesitan tomar analgésicos tan fuertes y se muestran más dispuestos a comer y beber. Por otra parte, el riesgo de sangrado después de la cirugía es mucho menor que cuando se practica una amigdalotomía convencional. Puesto que se deja sin extirpar una parte del tejido de las amígdalas, existe una muy remota posibilidad de que ese tejido se vuelva a inflamar y a infectar, lo que demandaría repetir la intervención. Sin embargo, esto ocurre en menos del 1% de los casos de niños que han sido sometidos a una amigdalotomía intracapsular.