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Una dieta balanceada, que garantice la ingesta adecuada de vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos y grasas esenciales, no sólo favorece una buena recuperación posparto sino la producción de leche materna en calidad y cantidad ideales para el bebé.
Durante el puerperio, período que comprende los primeros 40 días posteriores al nacimiento del bebé, la dieta de la mamá debe incluir porciones adicionales de calorías (500 extra al día) y de gramos de proteína por kilo de peso (entre 1,5 y 2 gramos). Lo anterior significa que si consumía dos harinas, ahora debe ingerir cuatro y si tomaba dos vasos de leche, le corresponde beber tres.
RECOMENDACIONES
Es igualmente necesario el consumo de cinco raciones diarias de calcio –los lácteos son su fuente principal– y alimentos con un alto contenido de ácido decosahexaenóico –ácido poliinsaturado Omega-3– como el pescado (salmón, trucha, las anchoas y las sardinas), el huevo y las nueces.
Liquidos
No hay que olvidar la ingesta de líquido: entre 8 y 10 vasos diarios de agua y jugos naturales (ojalá sin azúcar) garantizan una buena producción de leche. Las bebidas no deben ser ricas en calorías, de modo que debe reducirse la presencia de agua de panela, malta o tetero en la dieta.
BEFEFICIOS DE LA LACTANCIA
Todo lo anterior favorece el proceso de lactancia, que además proporciona los siguientes beneficios a la madre: ayuda a la involución rápida del útero (que este regrese a su tamaño real), a la pérdida de peso (después del parto la mujer pierde entre 4 y 5 kilos y en un lapso de seis meses recupera su peso normal) y a la disminución de la intensidad del sangrado posparto
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