La malla metálica al final de la llave controla el flujo de agua, lo cual es bueno para el ambiente, pero no para tu salud: el torrente del líquido mantiene húmeda la tapa, una condición ideal para la proliferación de bácterias.
Como el agua del grifo dista mucho de ser esterilizada, si tocas la cubierta accidentalmente con los dedos o alimentos contaminados, aquellas se multiplicaran en el interior.
Con el tiempo los microorganismos se reproducen y forman una pared de agentes patógeno denominada biocapa, la cual se adhiere a la pantalla. Tarde o temprano, esa biocapa será tan grande que se desintegrará y llegará a tus trastes y alimentos.
MANTENLA LIMPIA: Una vez por semana, retira la malla y sumérgela en una solución de agua de cloro. Colócala nuevamente y deja correr el chorro unos minutos antes de usarla.