Toxoplasmosis en el embarazo

Por Claudia Agramonte Saba - -


La toxoplasmosis es una enfermedad infecciosa ocasionada por un parásito, que en el caso de embarazo puede atravesar la barrera placentaria y afectar al futuro bebé.

Toda mujer joven que pueda quedarse embarazada debe seguir precauciones para prevenir la toxoplasmosis, puesto que más de la mitad de los embarazos no son planificados.

Un porcentaje muy alto de mujeres tiene anticuerpos del parásito que trasmite la toxiinfección alimentaria porque han tenido ya la infección (muchas de ellas sin síntomas aparentes). El problema de esta enfermedad se plantea durante el embarazo, porque el parásito puede atravesar la barrera placentaria y afectar al feto, provocando graves problemas cerebrales.



¿Qué provoca la toxoplasmosis?

La causa de la toxoplasmosis es un parásito llamado 'Toxoplasma gondii'. La manera más común de contraer esta infección parásita es a partir del contacto de excrementos de gato o al comer carnes crudas o poco cocidas contaminadas con el parásito.

Otras fuentes de infección son la leche cruda de cabra, los huevos crudos o vegetales en los que haya defecado algún animal infectado y que luego no se hayan limpiado cuidadosamente con lejía. Insectos, como moscas y cucarachas, que pueden haber estado en contacto con los excrementos de un gato afectado, también pueden contaminar los alimentos.


Los gatos suelen contraer la infección al comer un roedor o un ave infectada. El parásito se reproduce en el intestino del gato y acaba en sus excrementos. Este parásito se vuelve infeccioso en cuestión de días y resiste la mayoría de los desinfectantes. Bajo ciertas condiciones de temperatura y humedad, el parásito es capaz de vivir en el suelo durante más de un año. Por lo general, los gatos infectados aparentan estar sanos.

La toxoplasmosis es una de las infecciones del ser humano más comunes del mundo. La mayoría de los casos pasan desapercibidos. Los síntomas, cuando ocurren, tienden a asemejarse a los de la gripe. A pesar que la infección en forma activa se presenta una única vez en la vida, normalmente, el parásito permanece dentro del cuerpo por tiempo indefinido. Por lo general no produce malestar y se mantiene inactivo a menos que el sistema inmune del portador no funcione correctamente.

Cuanto más cerca del inicio del embarazo ocurre la infección, más grave son las consecuencias para el feto.




Riesgos para el bebé

Si una mujer desarrolla la inmunidad a la infección entre seis y nueve meses antes de quedar embarazada, es muy raro que exista peligro de que transmita la infección a su bebé. Sin embargo, cuando una mujer embarazada contrae toxoplasmosis por primera vez, existe un 40% de probabilidades de que transmita la infección al feto. Asimismo, el riesgo y la gravedad de la infección del bebé también dependen del momento en que la madre contrae la infección.

Cuando una madre contrae la infección durante el primer trimestre del embarazo, el 15% de los fetos también se infecta, en comparación con el 30% durante el segundo trimestre y el 65% durante el tercero. No obstante, cuanto más cerca del comienzo del embarazo ocurre la infección, más grave son las consecuencias para el feto.


Si bien hasta el 90% de los bebés infectados parecen normales en el momento de nacer, entre el 80% y el 90% desarrollan infecciones oculares importantes meses o años más tarde. Algunos presentan pérdidas de la audición, hidrocefalia, retraso mental, problemas de aprendizaje o ataques de apoplejía. La toxoplasmosis contraída durante el embarazo también puede provocar un aborto espontáneo o la muerte del feto.

La toxoplasmosis se puede prevenir en más de un 60% de las posibilidades, si bien la mujer embarazada o que tenga intenciones de quedarse en estado, ha de seguir unas normas higiénicas:

-Lavarse las manos con jabón antes y después de toda manipulación de alimentos. Procurar no tocarse los ojos, la nariz o la boca con las manos sucias.

-Lavar y desinfectar los utensilios y las superficies que se hayan utilizado en la preparación de los alimentos.

-Limpiar y desinfectar regularmente la nevera.

-En las comidas fuera de casa, evitar los vegetales crudos.

-Evitar las carnes crudas o poco cocidas. El toxoplasma muere a 72ºC, por lo que se requiere alcanzar esta temperatura en el interior del alimento.

-Evitar los embutidos y el jamón serrano que no hayan sido cocinados. Aunque parece que ciertos grados de salazón y desecación del jamón pueden matar el toxoplasma, no se puede, en absoluto, determinar qué piezas de jamón serrano pueden ser consumidas, de modo que se debe evitar su ingesta durante el embarazo.

-Pelar o lavar las verduras y frutas que se ingieran crudas con lejía apta para alimentos, aclarando bien bajo el chorro de agua

-El gato es un foco de contaminación de la toxoplasmosis. No hay que dejar que el gato salga a la calle. Si es posible mientras está embarazada, que otra persona haga la limpieza de la caja del gato y cuide de él.

-Utilizar guantes para jardinería y para toda manipulación de tierra y lavarse las manos después de la tarea. Es posible que algún gato haya depositado el parásito en el suelo.

Una vigilancia adecuada de la higiene y manipulación personal, doméstica y alimentaria durante el embarazo colabora de un modo fundamental en la prevención de la infección por el toxoplasma.