LIMPIEZA FACIAL EN EL HOMBRE

Por Claudia Agramonte Saba - -


A pesar de que la cosmética masculina está en auge y de que cada vez son más los hombres preocupados por los cuidados de su rostro, los expertos afirman que aún no cumplen ni los requisitos mínimos para una higiene cutánea adecuada. La limpieza es el primer paso en la rutina de cuidado facial, aprende qué necesita tu piel para dar con la respuesta adecuada.

1. Hábitos de higiene

Desde hace unos años los hombres muestran mayor interés por el cuidado de su cuerpo. Decidieron seguir la tendencia estética, tanto tiempo liderada por las mujeres, y parece que han encontrado la clave para sacar partido a su belleza. Aun así, les queda que aprender –no mucho más que a las mujeres- para conseguir una piel sana que, al fin y al cabo, es la base de una dermis radiante.

La limpieza facial es uno de los pasos fundamentales en el cuidado cutáneo. Sin embargo, las estadísticas revelan que tanto hombres como mujeres desconocen u olvidan este hábito, que debe convertirse en rutina diaria si deseamos tener una piel saludable y sin imperfecciones.

En el cuidado de la piel, la limpieza constituye la fase inicial que prepara la dermis para absorber los principios activos y nutrientes que aportamos al rostro mediante los cosméticos. Si los poros están obstruidos, difícilmente nuestra piel podrá beneficiarse de las propiedades de los productos hidratantes o antienvejecimiento que aplicamos diariamente.




2. Productos de limpieza facial

Lavar la cara con agua no es suficiente para eliminar la suciedad mediambiental, la grasa o el sudor que se deposita sobre ella. Para acabar con las impurezas, es necesario emplear algún producto que al contacto con el agua, favorezca la disolución de la grasa de la piel y la suprima para dejar la dermis libre de impurezas.

Existen multitud de productos limpiadores en el mercado (leches, tónicos, jabones, espumas,...) pero los de uso común entre el público masculino son los jabones y syndets, y los exfoliantes. Las leches limpiadoras y tónicos son más específicos para el desmaquillado en las mujeres.
La piel de los hombres, a diferencia de la femenina, tiene más grosor y cuenta con mayor cantidad de glándulas sebáceas, por lo que es más grasa. El empleo de jabones en este tipo de piel es muy aconsejable porque el cutis seborreico es más tolerante al uso de jabones, que una piel más fina como pueda ser la femenina. Además, no aporta nada de grasa, un factor muy apreciado por los varones, que suelen rechazar los productos untuosos.
2.1. Jabones
Podemos encontrarlos líquidos, en pastillas, espumas o cremas espumeantes y son los limpiadores más comunes. Están compuestos por sales de sodio o potasio, grasas animales o vegetales y aceites.

Los jabones eliminan las grasas y otras suciedades gracias a sus agentes tensoactivos, que actúan como enlace entre el agua y las partículas de suciedad, arrastrando las últimas y limpiado la piel.

2.2. Jabones dermatológicos
Son conocidos como los “jabones sin jabón”. Su origen se remonta a la Segunda Mundial, momento en que se utilizaron como sustitutos del jabón para poder usarlos con el agua del mar. Algunas características que lo diferencian de los jabones comunes son su menor capacidad espumeante y el pH más adaptado al pH cutáneo.

Son muy buenos limpiadores, a pesar de que producen poca espuma. De hecho, es un error pensar que un jabón que hace más espuma resulta más eficaz. Están indicados para pieles más sensibles.

2.3. Exfoliantes
Los exfoliantes son productos de limpieza en profundidad cuya función es la eliminar las células muertas que quedan en la superficie de la piel o epidermis cuando ésta se regenera (cada 30 días).

Su componente principal son las micropartículas esféricas de polietileno que absorben la grasa y reducen el brillo. En los exfoliantes para hombres, las micropartículas o gránulos son algo más grandes que en los específicos para mujeres; de este modo, se adaptan mejor a las necesidades de la piel masculina, más gruesa y grasa.



3. Rutina diaria


Tanto hombres como mujeres prefieren la mañana para limpiar e hidratar la piel de su rostro. El porcentaje de personas que repiten esa operación por la noche es muy reducido y se trata, sobre todo, de mujeres. Los hombres parecen estar poco habituados a la limpieza nocturna, a pesar de su importancia.

Los especialistas dermatólogos aconsejan limpiar la piel dos veces al día: por la noche, para eliminar la suciedad de los agentes medioambientales y el sudor y, por la mañana, para acabar con la grasa producida mientras dormimos y refrescar el cutis.

Para completar esta higiene facial, el hombre puede aplicar, una o dos veces por semana, un exfoliante para purificar la piel y reducir el exceso de grasa. Además, impide que los pelitos de la barba queden enconados formando granitos, que pueden llegar a infectarse.

4. Modo de empleo


El aseo de la piel es fundamental para mantenerla fresca, tersa y sana pero se debe ser muy cuidadoso con el uso de los productos de limpieza porque la dermis, sobre todo del rostro, es muy susceptible de ser agredida. Los productos que se emplean y el modo de aplicación debe mantener intacta la barrera de protección natural de la dermis.

El objetivo fundamental de los productos de limpieza facial para hombre es el de neutralizar la grasa, eliminar los brillos, y equilibrar el pH de su piel. Para ello deben limpiar diariamente su piel con jabones adecuados a su tipo de piel.

Estos productos se aplican sobre la mano, se frota y se extiende sobre la piel humedecida con agua tibia. Se pueden masajear todas las zonas del rostro incluida la de los ojos, pues normalmente estos geles y jabones tienen componentes no agresivos. Después se debe aclarar la espuma con agua muy fría para tonificar la piel y cerrar el poro.
Una vez o dos veces a la semana, dependiendo del tipo de piel, es aconsejable aplicar un exfoliante para profundizar la limpieza. El exfoliante es recomendable utilizarlo por las mañanas antes de afeitado para ablandar la barba y facilitar la eliminación del bello.
Antes de exfoliar la piel es recomendable lava la cara con un poco de gel para eliminar la suciedad que pueda haber en el rostro, se aplica el exfoliante sobre los rostros humedecidos con agua tibia y se fricciona cuidadosamente, ya que si la presión y el tiempo de masajeo son excesivos la piel puede irritarse y descamarse. Se debe evitar la zona de los ojos pues la piel de esta zona es muy fina. Enjuagar la cara con agua fría proporciona un acabado más