La caída del cabello, la flacidez de la piel y el crujir de las articulaciones son señales comunes del envejecimeinto. Pero, ¿sabias que el azúcar tiene que ver con estos signos?.
La glucosa es como la lluvia ácida: daña todo lo que toca. Así que para reparar los daños causados en la pared interior de las arterias, el organismo las recubre con colesterol malo y triglicéridos. Como consecuancia, se hacen más gruesas, menos elásticas y menos capaces de soportar el bombeo de sangre, lo que aumenta mucho la presión arterial.
La glucosa también provoca que el colágeno de la piel y las articulaciones pierda elasticidad, lo que a la larga produce arrugas, trastoenos articulares y artritis.
Control de daños. Reducir el consumo de azúcar es un buen principio, y ya sabes lo que eso significa: comer más frutas, verduras y carbohidratos complejos provenientes de cereales enteros, y menos azúcares simples y aliemtos precesados.
Mantén bajo control la presión arterial caminando 30 minutos al día, todos los días, y trata de comer 10 cucharadas de salsa de tomate a la semana. El café, el té y la canela también pueden ayudar.
¿Cuánta azúcar es suficiente?
