Uno de los malestares ginecológicos más frecuentes y molestos. Aprende cómo evitarla y tratarla correctamente.
Esta es una infección muy frecuente en las mujeres de todas las edades. Respecto a su aparición, existen muchos supuestos; por ejemplo, que se trata de una enfermedad de transmisión sexual o que se debe a la falta de higiene, pero estos son sólo mitos generados por falta de información.
Aproximadamente el 75% de las mujeres experimenta micosis vaginal al menos una vez en su vida; en algunos casos, la afección puede ser recurrente, si no se la trata de manera correcta.Aún así es una enfermedad generalmente sin secuelas y que puede curarse en forma rápida y segura con medicamentos antimicóticos.
Las señales de alerta o síntomas de la micosis vaginal:
También se la llama candidiasis y es una infección por hongos (candida albicans) en la vagina y los genitales externos (vulva).Los síntomas aparecen aproximadamente a los tres días de desarrollada la infección.
Las señales de alerta son:
Sensación de picazón o ardor. En la región genital externa (vulva) y en la entrada de la vagina. Esto es causado principalmente por un flujo vaginal cargado de organismos que causan la infección, e infecta rápidamente el área externa de la vagina.
Sensación de picazón o ardor. En la región genital externa (vulva) y en la entrada de la vagina. Esto es causado principalmente por un flujo vaginal cargado de organismos que causan la infección, e infecta rápidamente el área externa de la vagina.
Mayor cantidad de flujo. Que es generalmente blancuzco o amarillento y que puede tener apariencia de leche cortada. Es inodoro aunque a veces tiene un leve aroma a levadura fresca. Esto se debe a que los organismos causantes de esta infección micórica son precisamente los hongos del tipo levadura.
Enrojecimiento e hinchazón de la vulva o vagina. En estos casos, es mejor no tocarse, ya que se empeoraría el cuadro. Respecto al tratamiento, lo más indicado es la aplicación de un antimicótico vaginal, que desde luego debe recetar el ginecólogo. En los embarazos, deben tratarse especialmente, pero siempre bajo la supervisión del obstetra.
Ante cualquier señal visita a tu médico
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