Cuando la causa no es genética o vinculada a enfermedades, es posible prevenir la caída del cabello siguiendo unas pautas sencillas:
- Controlar el estrés.
- Llevar una alimentación adecuada: ingesta abundante de al menos 2 litros de agua al dia, frutas, verduras y proteinas nos aportarán vitaminas, minerales y materiales estructurales fundamentales en la reconstrucción capilar. Evitar en la medida de lo posible el consumo de grasas animales, sustituyendolas por aceites vegetales especialmente de oliva. Huir de fritos y decantarse por comidas a la plancha y ensaladas con aceites en crudo.
- Estar atentos a posible caida por causa de los medicamentos. Antes de iniciar un tratamiento médico o si se sospecha de que un determinado tratamiento produce caída del cabello, consultar con el médico para buscar un posible reemplazo.
- Mantener una adecuada higiene y cuidado del cabello. Usar frecuentemente champús poco detergentes adaptados al tipo de cabello, controlar el exceso de efecto traumático en el tallo capilar, cepillando el cabello con cepillos de cerdas naturales, controlar la aplicación de tintes, aplicar protectores para evitar exposiciones prolongadas al sol, agua del mar o piscinas, viento, etc. Procurar un secado a temperatura ambiente, evitando en lo posible los secadores.
- Controlar el estrés.
- Llevar una alimentación adecuada: ingesta abundante de al menos 2 litros de agua al dia, frutas, verduras y proteinas nos aportarán vitaminas, minerales y materiales estructurales fundamentales en la reconstrucción capilar. Evitar en la medida de lo posible el consumo de grasas animales, sustituyendolas por aceites vegetales especialmente de oliva. Huir de fritos y decantarse por comidas a la plancha y ensaladas con aceites en crudo.
- Estar atentos a posible caida por causa de los medicamentos. Antes de iniciar un tratamiento médico o si se sospecha de que un determinado tratamiento produce caída del cabello, consultar con el médico para buscar un posible reemplazo.
- Mantener una adecuada higiene y cuidado del cabello. Usar frecuentemente champús poco detergentes adaptados al tipo de cabello, controlar el exceso de efecto traumático en el tallo capilar, cepillando el cabello con cepillos de cerdas naturales, controlar la aplicación de tintes, aplicar protectores para evitar exposiciones prolongadas al sol, agua del mar o piscinas, viento, etc. Procurar un secado a temperatura ambiente, evitando en lo posible los secadores.