El gran monstruo verde: LA ENVIDIA

Por Claudia Agramonte Saba - -


El anhelo por conseguir lo que otro posee nos lleva a valorar en los demás aquello que a nosotros nos falta, a infravalorar lo que tenemos y a compararnos continuamente con los demás. Esto suele producir mucho sufrimiento y angustia en quien lo sufre. Veamos cómo se puede superar este sentimiento.
 

¿Qué es la envidia?

En ocasiones sentimos envidia de alguien porque admiramos sus virtudes, su suerte o lo bien que sabe desenvolverse en la vida. Desearíamos ser iguales en algún aspecto y lo tomamos como modelo para ir superándonos. La persona envidiada se convierte en nuestro estímulo y modelo a seguir, y actúa como motor para motivarnos y luchar por conseguir nuestros objetivos.

Sin embargo, cuando el bien ajeno nos produce un profundo malestar difícil de controlar, la envidia puede llegar a ser muy destructiva, cargada de rencores y hostilidades hacia personas que no nos han hecho nada. Esto hace que no demos importancia a todo lo que tenemos y que hasta ese instante nos llenaba.
 


 
Tipos de envidia


Hay dos tipos de envidia: la envidia sana, que es el deseo doloroso que experimentamos al ver que alguien posee algo que queremos, pero con admiración y respeto, anhelando ese bien para nosotros, pero sin desearle mal alguno. Y la envidia descontrolada y dañina, que nos lleva a actuar de mala fe, impulsados por el deseo de destruir con difamaciones y chismes sin fundamento la buena fama de quien nos recuerda aquello de lo que carecemos.


Demasiadas veces nos comparamos con los demás y envidiamos lo que ellos disfrutan, sin tener en cuenta que todos deseamos lo mismo y que hemos de medir nuestros logros de acuerdo a nuestras posibilidades y esfuerzos, tratando de luchar por conseguir lo que anhelamos sin compararnos con los demás, sobre todo, valorando lo que tenemos.


Consecuencias
En ocasiones, ver a otras personas felices nos convierte en infelices y nos lleva a percibir nuestra vida de forma negativa. Esta disposición de ánimo origina una serie de reacciones negativas, que hace que el que la sufre tienda a aislarse de los que le rodean y tenga serias dificultades en sus relaciones interpersonales. Esto hace que evitemos tener relaciones sociales, nos convierta en seres inseguros, apáticos y conformistas.

Se producen cambios en la forma de enfrentarse a la vida, adoptando actitudes
defensivas en algunos casos, y en otros se coge el papel de víctima.


Algunas personas envidiosas a veces se convierten en personas frías, altaneras, distantes, actúan con desprecio hacía los demás, etc. Otras, se dejan llevar por el desánimo, desarrollan complejos de inseguridad, sentimientos de ira, rabia, etc.
 


  ¿Cómo podemos vencer este sentimiento?


- Lo primero que hay que hacer es conocernos bien, descubrir cuáles son nuestras cualidades y ser conscientes de nuestras limitaciones. Es muy importante ser sinceros ya que, la persona envidiosa tiende a mentirse a sí misma y a los demás desvalorizando a la persona que admira. Se trata de reconocer que una opinión desfavorable sobre alguien fue producto de la envidia que sentimos, ya que de esta manera te sentirás liberado.


- Mantén la autoestima bien alta e intenta conseguir tus propósitos sin caer en comparaciones. Con seguridad y confianza conseguirás alegrarte de los logros de los demás sin verlos como amenazas. También podemos convencernos de que, nada perdemos cundo a los demás les van muy bien las cosas.


- No te lamentes y actúa: deja que la envidia estimule tu deseo y te lleve a reconocerlo en tu interior, aceptarlo, quererlo y pelear por él. Mira en tu interior y utiliza la envidia par explorar tus deseos y las posibilidades de alcanzarlos. Así transformarás ese sentimiento en el motor para alcanzar todo aquello que deseas.


- Huye de la envidia obsesiva y maligna: es la que no te ayuda a crecer, sino que únicamente encuentra placer, no tanto en el propio éxito, como en el fracaso de los demás.


- Por ello hay que evitar el conformismo y las comparaciones, debemos actuar partiendo de nuestras percepciones y sentimientos. Nuestro punto de referencia somos nosotros mismos, somos nosotros los que tenemos que desarrollar las estrategias necesarias para alcanzar nuestros propósitos. Por ello debemos establecer nuestras metas en función de nuestras posibilidades y no de lo que han conseguido los demás.


- Desarrollar la inteligencia emocional, que es la que nos ayuda a descubrir e identificar en que situación estamos y la vida y como podemos superar estos sentimientos de envidia.

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