El 45% de los infartos de miocardio y el 50% de los ictus cerebrales están relacionados con la hipertensión arterial. Su causa principal es el consumo excesivo de sal. El axioma es evidente: a menos sal, menos muertes prematuras.
El 70% de la sal, en alimentos preparados
Para que el control del consumo de sal se traduzca en una alimentación saludable, es necesario ser consciente de que el 70% de la ingestión diaria de sal deviene de productos preparados y consumidos fuera del hogar.El consumidor solo añade directamente a la dieta entre el 20% y el 30% de la sal, cocinado o con el salero. El consumidor puede controlar su dieta y lo hará mejor si conoce los datos y opta, por una parte, por reducir la sal que utiliza y, por otra, por elegir alimentos procesados o menús que aseguren poca cantidad de sal.
Para asegurar hábitos alimentarios correctos, las etiquetas expresan a menudo el contenido de sal en gramos (g). El sodio, aunque se utiliza como sinónimo, no es sal. Por este motivo, para conocer la cantidad exacta de sal, hay que multiplicar por 2,5 los gramos señalados en sodio. Si la etiqueta de una lata de atún en escabeche informa de que sus 100 gramos contienen 0,59 g de sodio, esto significa que contiene 1,47 gramos de sal
Conviene tener claro es qué alimentos tienen más sal y cuáles menos. La mayoría de alimentos frescos y crudos no contienen sal o su presencia es ínfima: los alimentos vegetales como la fruta y la verdura son sosos, más que la carne, el pescado o los huevos, que contienen algo de sal al natural, aunque una cantidad poco relevante. Pero si bien en su preparación precisan sal, está comprobado que si se reduce la condimentación de manera gradual, el paladar se acostumbra.
Los alimentos más salados y más presentes
El pan, los panes especiales, los embutidos, los lácteos y todos sus derivados, y los platos preparados. Ésta es la lista de productos más habituales y que más sal aporta a la dieta habitual. Salvo el pan, que en una dieta equilibrada ha de estar presente, en cantidades adecuadas, y los lácteos, cuya ingesta debe limitarse a uno al día, los demás son alimentos prescindibles a diario y limitados a ocasiones.
El verdadero riesgo para las arterias son las comidas preparadas y los menús fuera de casa. Es difícil evitar la sal, pero el propio consumidor con sus elecciones,sus gustos y hábitos se debe estar conciente de que es necesario. El reto está ahí, su consecución, respaldan los datos, conseguiría evitar 11.000 muertes causadas por isquema cerebral y 8.000 por infarto.
A LOS NIÑOS, MENOS SAL
Cuidar el uso de la sal de la cocina es buena idea. Más si se tienen hijos. El doctor José Antonio Irles señala que los buenos hábitos para los niños pueden ayudar a los padres. Una fórmula es prescindir de la sal como condimento. Los alimentos frescos contienen por sí mismos una cantidad de sodio en su composición. Los huevos, las carnes (más abundante en las vísceras), pescados y lácteos, en definitiva, en alimentos de origen animal, tienen un porcentaje de sal de manera natural. Esto garantiza que la comida no sea sosa. Pero además, el paladar se educa y, si el gusto se acostumbra a unos sabores, no tiene por qué echar de menos la fuerza. Es más, el abuso de sal favorece sabores intensos, poco naturales pero atractivos, y en la edad adulta son muy peligrosos.
Consumer Eroski